sábado, 5 de enero de 2008

TIEMPO PARA REFLEXIONAR


Siempre vamos corriendo, tanto que no tenemos tiempo de parar, hacer una paréntesis y pensar...Por qué tenemos tanta prisa? Dónde pensamos que vamos a ir a parar? A las 12h cierran el cajón de las "oportunidades", a las 16h las ventanas del “sosiego” y a las 21h las puertas del “más allá”?

Deberíamos de hacer más el ejercicio de reflexionar, lo sé… no tenemos “tiempo”…

Hace una semana me sentí angustiada porque además de trabajo, compras navideñas, estudios, encuentros familiares….debía buscar un hueco para escribir una dedicatoria. Esta dedicatoria era la guinda de libro de cuentos escrito entre varios compañeros a un adulto. No estaba inspirada (con el agravante de la falta de “tiempo”) y estuve buscando dedicatorias en libros de casa. Fue cuando volvió a mis manos “ El Principito”.

Paré y me propuse a dedicarle “tiempo” a aquel momento, disfrutar de aquel instante: su contenido lleno de magia, sus ilustraciones y mis recuerdos…había olvidado que era mi libro preferido. Entonces fue cuando recordé cuando era niña y cómo veía yo a la “gente mayor”. Ahora soy uno de esos mayores, de los que han olvidado la magia de la espontaneidad y la chispa de una sonrisa sin motivo…pura dulzura. Recordé que cuando era niña pensaba: “Lo que nos distinguen a los niños de los mayores es la mirada”; de repente me dirigí a un espejo, y efectivamente, se me había endurecido la mirada.

Me gustó tomar conciencia de aquel momento, fue una sensación agridulce, pero me alegré de parar y dedicar aquel “tiempo” a reflexionar.

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